miércoles, 2 de noviembre de 2016

La conspiración del Dragon Rapide: Franco llega a África

El 6 de julio de 1936 el director del diario ABC, Juan Ignacio Luca de Tena, dio orden al corresponsal de su periódico en Londres, Luis Bolín, para que alquilara allí un pequeño avión y contratara un piloto que lo llevara a las Canarias manteniendo las cautelas oportunas. A pesar de que la diligencia última para hacerse con el avión fue de Luca de Tena, hubo todo un conjunto de personajes detrás del plan para sacar a Franco de su destierro en las Islas Afortunadas: desde la asesoría aeronáutica del ingeniero Juan de la Cierva (inventor del autogiro) hasta la financiación de Juan March (quien aportó 2.000 libras para el alquiler de la aeronave) y el duque de Alba.

El avión elegido fue el biplano bimotor de Havillard DH-89, modelo Dragon Rapide, de la compañía Olley Air Service, con matrícula G-ACYR. En cuanto al piloto, el inglés Cecil Bebb fue el elegido. Piloto militar y acróbata, aceptó el encargo, según dijo posteriormente, por su espíritu aventurero, ya que la misión que le encomendaron, como tapadera, fue la de recoger en Canarias a un lider del Rif que iba a iniciar una insurrección en Marruecos. Otros implicados en la conspitración fueron Hugh Pollard, un militar reservista inglés conectado con el MI6 (servicio secreto británico), elegido para que facilitase el alquiler del avión, además de su hija y una amiga de esta. Estas dos jóvenes formarían parte de la tapadera al fingir un viaje a África de dos parejas millonarias, junto a Bolín y Pollard.

Tras cuatro días de vuelo con escalas en Francia, Portugal y Marruecos, el día 15 el Dragon Rapide llegó al aeródromo de Gando (Gran Canaria). El principal obstáculo del plan era conseguir que Franco saliera de Tenerife hacia Gran Canaria para iniciar el viaje hacia África. La salida se debía producir desde Gran Canaria por el deseo de Franco de viajar a la isla y asegurar que todo el ejército en Canarias quedara dispuesto y leal al golpe.

El que a la postre acabaría siendo dictador durante cuatro décadas no tenía sencillo abandonar su puesto de gobernador militar de la isla de Tenerife, destino al que el gobierno republicano le había enviado como prevención ante el ambiente de alarma existente por la amenaza golpista. La suerte (u otro agente, luego lo veremos) intervino entonces a favor del plan de los golpistas: la muerte del gobernador militar de Las Palmas al disparase su arma durante unas prácticas de tiro se produjo en el momento preciso, pues su funeral se celebraría el día 17, siendo la excusa perfecta para la llegada de Franco a Gran Canaria junto a su esposa el día 16. 

Los tripulantes del Dragon Rapide conocieron a Franco la mañana del día 18, con el bigote afeitado y vestido de civil, destapándose el embuste del supuesto lider rifeño. Ese mismo día Franco puso rumbo a África, a Casablanca. Desde allí se dirigieron a Tetuán, donde llegaron el día 19. Franco desembarcó vestido de militar tras haberse cambiado durante el viaje y se puso al frente del Ejército de África, las tropas españolas del protectorado de Marruecos. Se inció así el avance de Franco hacia la península.

En cuanto a Bebb, el piloto del Dragon Rapide, siguió transportando a otros golpistas durante los siguientes días desde diversos lugares hacia Francia para que desde allí acudieran a Alemania e Italia buscando el apoyo de las dictaduras fascistas al golpe. Posteriormente participó en la Segunda Guerra Mundial con la RAF británica y terminó trabajando en diversas compañías de vuelo comerciales. El 5 de febrero de 1958 Franco le recibió en El Pardo y le condecoró con la Orden del Mérito Militar.

El avión, por su parte, siguió volando hasta 1953. Un acaudalado hombre de negocios llamado Nicholas Griffith lo compró cuando terminó su servicio y se lo regaló a Franco en 1957. Desde 1968 se expone en el Museo del Aire de Madrid. 

El Dragon Rapide en el Museo del Aire de Madrid
Los hechos señalan la evidencia de que Franco no decidió sumarse al golpe tras el asesinato de Calvo Sotelo (13 de julio), como siempre defendió, sino que tuvo clara su participación desde mediados de junio, según el historiador Ángel Viñas. Viñas señala también que la muerte del gobernador militar de Gran Canaria no fue un accidente, sino que fue asesinado por orden de Franco tras haberse declarado contrario al inminente golpe de estado.

Referencias 
  1. Nieves Concostrina: Menudas historias de la Historia, La Esfera de Los Libros, Madrid, 2010 
  2. Eduardo del Campo: El inglés acróbara que pilotó el Dragon Rapide para Franco, El Mundo, 17/7/2016 
  3. Alejandro Zabaleta: El alzamiento del Dragon Rapide, Las Provincias, 17/7/2011